La reproducción asistida ha ayudado al cambio de los modelos preestablecidos de familia. Hace unas décadas se pensaba que si no predominaba la disposición tradicional no había familia; actualmente se considera familia al núcleo desde el cual socializamos con el mundo. Todavía existen muchas reticencias a llamar familia a toda aquella unión que no sea hombre y mujer.
Desde el punto de vista reproductivo llevamos ya algunas décadas donde la mujer es la gran, y muchas veces, única protagonista. Es ella el epicentro de la familia:
- Papá y Mamá. Poco que decir pues es la relación que mejor conocemos y que, actualmente también, es la más habitual
- Mamá y Mamá. Pareja de lesbianas que deciden ampliar la familia con el embarazo de una de ellas o de las dos.
- Súper Mamá. Mujer sola que decide, por los motivos que sea, quedarse embarazada
Existen diferentes tratamientos de reproducción para el caso de que no se consiga el embarazo de forma natural o que sea inviable por la composición familiar. Vamos a ver los tipos de familia de forma individual y qué tipo de tratamientos podríamos aplicar en cada caso.
- Papá y Mamá. Aquí tenemos todas las opciones abiertas pues, en un principio, contamos con ambos progenitores y, por tanto, con ambos gametos (células reproductoras: óvulos y espermatozoides). Coito programado, inseminación artificial, fecundación in vitro (ICSI), Ovodonación, diagnóstico genético preimplantacional… va a depender del factor de infertilidad, de la edad de la paciente, de la calidad de los gametos… es fundamental un diagnóstico y asesoramiento reproductivo profesional para elegir la mejor técnica de reproducción asistida.
- Mamá y Mamá. Al faltar el gameto masculino siempre deberemos acudir a un semen de donante (importantísimo la elección del banco de semen). Inseminación artificial, fecundación in vitro, Ovodonación, diagnóstico genético preimplantacional, método ROPA. Este último está explicado en profundidad en la Unidad de Reproducción AISH.
- Súper Mamá. Igual que el modelo de familia anterior pero sin la opción del método ROPA. La inseminación artificial con semen de donante y la fecundación in vitro, también con semen de donante, son las dos técnicas más usadas.
Y ya desde hace unos años la preservación de la fertilidad, vitrificación de los óvulos, es una de las técnicas que ha permitido a la mujer compaginar su incorporación completa al mercado laboral y no tener esa espada de Damocles (la edad es uno de los factores de infertilidad más importantes) encima. La edad de los óvulos no tiene nada que ver con la edad del útero; por tanto, óvulos de una paciente vitrificados cuando tenía 30 años dan tasas de embarazo muy buenas independientemente de cuando se usen.
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