La llegada del embarazo es una de las etapas más ilusionantes para toda mujer o pareja. Imaginar y planear la decoración de su habitación, su ropa, saber si será niño o niña… Es verdad que, a pesar de toda esa ilusión, siempre queda un pequeño miedo o cierta preocupación que nos hace pensar en si el bebé nacerá sano o sobre si el embarazo se desarrollará de forma correcta.
En este sentido, la investigación es uno de los campos en los que más ha avanzado la Medicina Reproductiva durante los últimos años, especialmente en el campo de la genética aplicada a la reproducción asistida.
Hoy en día, los análisis y pruebas genéticas aplicadas a la selección de los embriones, nos permiten poder detectar cualquier anomalía genética o cromosómica en los embriones de manera que los embriólogos pueden seleccionar en los laboratorios sólo aquellos que darán paso al embarazo, además de cortar posibles enfermedades genéticas que puedan ser transmitidas por los progenitores.
Con motivo de la conmemoración cada 28 de febrero del Día Mundial de la Enfermedades Raras, vamos a explicaros cómo la genética puede ayudar a conseguir el embarazo y el nacimiento del bebé sano.
¿Cómo se realiza el análisis genético de los embriones?
Realizar un análisis genético de los embriones nos permite seleccionar sólo aquellos que se encuentran libres de anomalías genéticas o cromosómicas y, de esa manera, aumentar las posibilidades de lograr el embarazo y el nacimiento del bebé sano.
El análisis genético se realiza como parte de un tratamiento de Fecundación in Vitro (FIV). Así, una vez se ha realizado la fecundación del óvulo con los espermatozoides en nuestros laboratorios, y obtenidos los embriones, éstos pasan a nuestros incubadores, donde se mantienen en las mismas condiciones en la que estarán en el útero materno, mientras avanza su desarrollo.
Por lo general, cuando llegan a su 5º día de desarrollo, al llamado estado de blastocisto, es cuando nuestros embriólogos pueden hacer una pequeña biopsia para analizar el material genético de los embriones.
Este análisis recibe el nombre de Diagnóstico Genético Preimplantacional (DGP) y permite, por lo tanto, analizar en profundidad el ADN de los embriones y descartar aquellos que presenten anomalías cromosómicas o genéticas que puedan alterar la viabilidad del embarazo o dar pie a algún tipo de enfermedad genética. También cortar la cadena o evitar la transmisión de enfermedades hereditarias de los progenitores a los hijos.
Además, en parejas en las que encontramos abortos de repetición, fracasos en los tratamientos de reproducción asistida o incluso, cuando se trata mujeres de cierta edad con muy baja calidad en sus óvulos, este análisis nos permite detectar, y por tanto descartar, alteraciones en los cromosomas que den lugar a futuras complicaciones o dificultades.
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